miércoles, 30 de mayo de 2012

LA SEÑORA MEIER Y EL MIRLO

LA SEÑORA MEIER Y EL MIRLO. Wolf Erlbruch. Ed. El zorro rojo.
 La señora Meier vivía preocupada. ¿Saldría el sol o nevaría? ¿Le habría puesto suficientes pasas al pastel? ¿Tendría suficiente abrigo para el invierno? , ¿Y si un autobús con noventa excursionistas se accidentaba delante de su casa?... Afortunadamente, el señor Meier siempre le daba, en estos casos, un té de menta. Hasta la mañana en que apareció un pequeño pájaro que necesitó de sus cuidados y, lo más importante, que le enseñara a volar.

Me encanta la caracterización de los dos personajes, totalmente alemanes: la señora Meier cuyas cejas elevadas denotan siempre preocupación, una preocupación que se refleja en forma de nubes y humos. Su figura es robusta, una señora corpulenta pero a la vez sumamente delicada en sus gestos y movimientos. Ésta contrasta con su marido, el señor Meier, apacible, tranquilo y despreocupado, cuya felicidad se refleja en la sonrisa permanente de su rostro, las mejillas y la nariz sonrojadas. El señor Meier intenta ahuyentar las preocupaciones de su compañera con infusiones de menta y mientras disfruta haciendo recortables, dibujos de su gato…
Todas las ilustraciones aparecen enmarcadas, como reteniendo la historia, hasta el momento en que la señora Meier, consigue volar, se eleva del suelo y traspasa este marco, que deja de estar presente hasta el final del álbum. Porque ahora las preocupaciones que ahogaban a este personaje han desaparecido.
Este álbum es una preciosa historia, ilustrada por Wolf Erlbruch, autor e ilustrador alemán de libros infantiles, conocido por su ya clásico “El topo que quería saber quien se había hecho aquello en su cabeza”. Una bella metáfora sobre las pequeñas cosas de la vida, aprender a disfrutar, evitar las preocupaciones y obsesiones intrusas que nos acompañan, elevarse por encima de ellas, volar…
Creo que todos hemos  tenido alguna vez “el sueño de volar”, la sensación de poder elevarse unos metros del suelo, como levitando, sin apenas esfuerzo, quedar suspendidos en el aire...

domingo, 13 de mayo de 2012

EL ARTISTA QUE PINTO UN CABALLO AZUL: Imaginación, creatividad y arte en la escuela


El artista que pintó un caballo azul. Eric Carle. Kalandraka.

Un libro con un texto sencillo y mínimo acompañado de una sucesión de animales ilustrados con colores poco convencionales para transmitir la importancia de la libertad creativa y de la imaginación. Este álbum es en cierto modo autobiográfico y ante todo supone un homenaje de Eric Carle a Franz Marc, uno de los padres del expresionismo pictórico. Precioso álbum para acercar a los niños al arte y a la figura del artista.
Su lectura supone una perfecta escusa  para reflexionar sobre el papel de la imaginación y la creatividad en la escuela, todavía tratadas como parientes pobres en el mejor de los casos, frente la reproducción, repetición, memorización, copia de modelos de una realidad pensada equivocadamente como estable. Sucede así que los niños, indagadores, curiosos, creativos e imaginativos por naturaleza van perdiendo u olvidando esa innata imaginación creadora. En palabras de Gianni Rodari “la imaginación creadora pertenece al hombre común, al científico, al técnico; es esencial tanto para los descubrimientos científicos como para el surgimiento de las obras de arte”, y siendo así, ¿no habría que prestarle más atención en las aulas?
En un interesante ensayo titulado “La imaginación y el arte en la infancia”, Vigotsky habla de dos tipos de impulsos básicos en toda actividad humana: el reproductor y el creador, siendo este último el que contribuye a modificar el presente y que podríamos definir como sinónimo de pensamiento divergente, capaz de romper continuamente los esquemas de la experiencia, de la realidad, para idear elementos nuevos gracias a una actitud curiosa de hacerse continuamente preguntas y es ésta la actitud que deberíamos promover en la escuela, más allá de tratar de transmitir un saber brillante y acabado propio de una realidad única y estable.
La sucesión de animales ilustrados por E. Carle nos puede servir también para trabajar y hablar de emociones, sensaciones: un caballo azul que trasmite libertad, poder y calma, un cocodrilo rojo trasgresor, un oso polar negro en un mar blanco de nieve, un astuto y simpático zorro violeta, una maternal y fértil vaca amarilla… Porque también hay una innegable vinculación entre la función imaginativa y la emoción. Así, el análisis del dibujo infantil descubre que los niños dibujan de memoria. Dibujan lo que ya saben acerca de las cosas, lo que les parece más importante de ellas, y lo que sienten en ese momento. Los niños son más simbolistas que realistas o naturalistas, no se preocupan por el parecido total con el objeto real (al menos en los primeros estadios del desarrollo) y esto debería ser mucho más respetado. Cada producción, cada dibujo de un niño es una pequeña obra de arte, única  e irrepetible, como este precioso caballo azul que galopa en libertad.

domingo, 6 de mayo de 2012

EL CERDITO


El Cerdito. Arnold Lobel. Kalandraka.
El cerdito vive con sus dueños en una granja, hasta que un día la granjera decide limpiar a fondo la cuadra, el establo, el gallinero, la pocilga y da un buen baño al cerdito, éste ante tanta pulcritud y en ausencia de barro decide marchar en busca de un lodazal donde poder llevar una vida plácida y feliz.
Pero este viaje divertido y lleno de pleriplos terminará con un insólito rescate de los bomberos, al quedar el cerdo encemenado en una acera, y rodeado de curiosos que nunca antes habían presenciado suceso tan extraño. Finalmente los granjeros recuperarán a su amado Cerdito y lo llevarán de vuelta a casa.

Arnold Lobel es un autor ilustrador con una extensa y reconocida trayectoria, famosos e imprescindibles son sus libros de "Sapo y Sepo", "Historias de ratones" y "Buho en casa". Todas sus historias tienen un toque tierno, entrañable, sencillo y poético. Consigue reflejar lo bello de las pequeñas cosas con palabas y dibujos esenciales, básicos, ambientes cotidianos y animales que conectan con cualquier niño y sus necesidades. Es uno de los autores ya "clásicos" dentro de la literatura infantil, que todo niño debería leer.