sábado, 11 de mayo de 2013

999 hermanas ranas se mudan de charca

999 hermanas ranas se mudan de charca. Ken Kimura y Yasunari  Murakami. Barbara Fiore  Editora.



La historia comienza un caluroso día, cuando 999 renacuajos salen de sus huevos, comienzan a crecer y se convierten en preciosas ranitas, pero la charca dónde viven se les queda pequeña, por lo que, acompañadas y dirigidas por papá y mamá rana emprenden un peligroso viaje en busca de un nuevo hogar. Una simpática y tierna aventura de una unida y valerosa familia.

Nos gusta el tratamiento minimalista, sencillo y expresivo de las ilustraciones, con muy poco, dejando mucho fondo en blanco, utilizando manchas, líneas, formas sencillas y dibujos planos consigue transmitir mucho. Es un buen ejemplo de álbum para niños alejando de convencionalismos y de prototipos llamativos, con colores vivos y artificios excesivos.


A lo largo de toda la lectura del álbum tienes la sensación de movimiento, de cambio de plano y de perspectiva. Yasunari Murakami consigue interactuar con el lector que es obligado a girar el libro para ver el vuelo del milano, obliga a imaginar cuando todas caen al charco, que esas son las patitas verdes indicando donde ha caído la ranita y que esas pequeñas pompas azules son el agua que hace ¡chof, chof, chof! 

            
Esta historia nos puede dar mucho juego para desarrollar todo un proyecto de trabajo o de investigación sobre las ranas y la metamorfosis del renacuajo, excusa para descubrir qué animales sufren estos mágicos cambios. Otro álbum convertido en todo un clásico imprescindible y que aborda el mismo tema es “La pequeña oruga glotona” de Eric Carle.
Para acompañar esta historia cuando es contado el álbum, hemos añadido una fila de ranitas a la parte trasera del libro, de manera que podemos acompañar la narración escenificando más los movimientos. Este es el resultado: 

Pero curioseando más allá de este álbum ilustrado y rescatando la figura de la rana y del sapo en la literatura infantil y en los cuentos de tradición oral donde está muy presente,  podemos comprobar que estos animales son humanizados en los cuentos de encantamiento, en los que el novio-rana es condenado,  habitualmente por un hada perversa a permanecer con ese aspecto animal hasta que una virgen consiga casarse con él. Pero el beso  convierte al sapo en príncipe… Uno de los cuentos más conocidos es “El Rey Rana” donde la tercera hija de rey debe de cumplir su promesa y compartir mesa, vaso y cama con la rana.

Parece que del pozo profundo y oscuro de la psique nace la rana, nace del agua, elemento primordial de donde nace la vida.  En los cuentos de hadas, sapos y ranas parecen estar relacionados con los órganos sexuales, con la fecundación y la fertilidad.
Eduardo Cirlot en su “Diccionario de símbolos” señala que figuran en muchos ritos para desencadenar la lluvia. Las pequeñas ranas que aparecían unos días antes de la crecida del Nilo fueron por ello consideradas como heraldos de fertilidad. Dioses ranas se pusieron sobre las momias y en homenaje sin duda a Heket, diosa egipcia  con cabeza de rana, símbolo de fertilidad, diosa de la concepción y el nacimiento, patrona de las parteras que solían llamarse servidoras de Heket.
Heket. Diosa egipcia con cabeza de rana. Símbolo de la fertilidad.

También en las esculturas precolombinas las encontramos, asociadas de nuevo a la venida de lluvias, al parto, a la muerte y a la regeneración y por ende a la naturaleza cíclica de la vida. En la cultura antigua china, la rana es considerada una fuerza femenina, ying, y en algunas leyendas aparece asociada además a la luna y a los eclipses. 

Pero dejando al lado la simbología  de las ranas, encontramos  también un buen número de historias que han hecho famosos a estos personajes,  historias ligadas más al mundo natural o que nos presentan sencillas aventuras  y dilemas que preocupan al niño, es el caso del Señor  Jeremías Peces de Beatriz Potter, y los adorables Sapo y Sepo de Arnold Lobel, cuyas lecturas os recomendamos también.
Sapo y Sepo. Arnold Lobel.







             


Y como las ranas nos gustan tanto, hemos decidido fabricarnos una, con una lengua muy larga en la que poder pegar moscas y una boca grande en la que poder guardar secretos y mensajes. Hemos decidido llamarla Heket, en homenaje a la diosa egipcia:


                                 

Añado otra interesante historia de ranas:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=NrmDEtj9xe4

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